La Ley
LA LEY
En junio de 1850, seis meses antes de que la tuberculosis se lo llevara a la tumba, Bastiat publicó:
“La Ley”.
Decía, la vida, la libertad y la propiedad existían antes y por eso los hombres legislaron. Como la vida humana necesita propiedad y libertad para desarrollarse y florecer, la ley que las contraría no es ley sino explotación legal.
Para Bastiat las genuinas armonías económicas exigían que se respetara la propiedad, pero también está siempre presente la tentación de vivir de los demás, de alcanzar nuestros objetivos sin esfuerzo. Cuando la ley facilita, permite o promueve esa tentación, ya estamos en un mundo apartado del liberalismo y donde los mercados son distorsiones de lo que podría ser - puesto que el mercado es producido por la libertad. Y la ley, se lamenta Bastiat, ya no es el refugio del oprimido, sino el arma del opresor.
La ley debía ser simplemente una organización pública eficiente para proteger los derechos de las personas. Si los individuos pueden organizarse y utilizar la ley para hacer más que eso, entonces la ley no cumple con su función.
Según Bastiat la ley brota del derecho individual a la defensa: si es legítimo que cada uno defienda su personalidad, su libertad y su propiedad, también es legítimo que nos agrupemos para defenderlas. Pero lo que no puede hacerse es aplicar esa fuerza común para destruirlas.
La ley está escrita contra el despojo legal y sus consecuencias, que no son solo económicas, sino morales, al “borrar de las conciencias la noción de lo justo y lo injusto (…) el ciudadano se encuentra en la cruel alternativa de perder la noción moral o el respeto a la ley”.
Si la ley se limitara a proteger la vida y la propiedad, no habría tantas tensiones políticas. Pero la cosa cambia si la ley quita a unos para dar a otros, si redistribuye a favor de clases varias,”hoy la de los agricultores, mañana la de los fabricantes, negociantes, armadores, artistas, cómicos”, etc.,
(La Ley, Frédéric Bastiat, Alianza editorial)



Comentarios
Publicar un comentario